Dirigir de memòria

A menudo se plantea una situación en nuestra labor como directores y directoras frente a un determinado repertorio. La pregunta que nos asalta es si cabría la posibilidad, si sería conveniente, en qué mejoraría nuestra interpretación si esta la realizásemos de memoria, prescindiendo de la partitura. La primera sensación es la del vértigo. El resultado final, de libertad.


Podemos construir una imagen mental de la partitura basada en la escucha a través de las múltiples grabaciones de las que podemos disponer de cada obra. No obstante, esta práctica solo nos va a llevar a una lectura superficial, vana i, como mucho, aproximada de lo que en realidad el compositor o compositora han previsto en su plan artístico y sonoro. De hecho, es esta y no otra la función que tenemos como líderes de una formación musical: mirar con nuestros ojos para ofrecer al público la visión de quien firma la obra musical. Poner al servicio del sonido todo nuestro conocimiento para lograrlo.

Conocer una partitura solo por la escucha, por muy atenta que esta sea, es comparable a la admiración de un edificio. Podemos disfrutar, recrearnos con sus formas y dominios espaciales, quizás intuir su interior. Pero solo podremos conocerlo en el sentido más amplio del término si lo habitamos. O, por poner otro ejemplo, lo que ocurre entre las personas. Podémoos creer conocer en profundidad a quienes tenemos más próximo pero solo durante la conciencia serena y prolongada en el tiempo tendremos un verdadero argumento que nos permita emitir un juicio, acaso aproximado, de esa otra persona.



El tiempo, siempre acechando, nos impulsa a optimizar el estudio de la partitura y una herramienta muy a mano es la grabación. No obstante, sumergirse en la profundidad del texto musical nos va hacer encontrar, descubrir y descifrar nuevos contornos de la obra que nos van a permitir ofrecer una interpretación mucho más genuina en tanto que no va ser un efecto mimético de la grabación que otro director ha realizado.


Este trabajo, además, nos permite aprehender la partitura de una forma mucho más orgánica, en una palabra, entenderla lo que nos conducirá inexorablemente a una cerramiento tan estrecho que la memorización será una consecuencia natural. 


Habitar el podio cediendo nuestra mirada, nuestra energía y nuestra conducción de ma música sin el lastre de la partitura y del atril, nos convierte en una suerte de directores y directoras que ofrecen, que contribuyen y que generan una experiencia estética inconmensurable tanto al público como a los propios músicos.

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LaEscuela de Dirección de Badalona tiene como objetivo formar a directores y directoras en el pensamiento musical crítico, en las habilidades técnicas y expresivas para su desarrollo y en el conocimiento profundo de los procesos en la didáctica de ensayo. Ya te puedes matricular.